Está muy de moda correr maratones, hacer triatlones… plantearse metas importantes en cuanto a actividad física, estimulando la práctica diaria de ejercicio con el fin de alcanzar un objetivo definido. Básicamente esto es así ya que: trabajamos mejor bajo presión.
Por años instituciones de salud y especialistas nos han dicho que debemos ser más activos, pero sin una meta más clara que mejorar la calidad de vida, pareciera que muchos “no le ven el queso a la tostada”, pero como sabemos que somos diferentes: ¿qué pasa con aquellos que no son maratonistas? ¿por qué hacer ejercicio? y ¿cómo ser más activo? Espero en las próximas líneas responder estas preguntas.
En el artículo anterior Los 10 de oro para el control de peso discutimos uno de los componentes del balance energético: la ingesta, el ingreso de nutrientes y calorías; ahora dediquemos el espacio al otro componente fundamental de ese balance: el gasto, pues la interacción de ambos factores es lo que hace que sólo cuidar el ingreso sea una forma de control muchas veces inestable.
Como bien sabemos, el ejercicio ayuda a quemar calorías, grasas y por ende, al mantener el ingreso y aumentar el gasto, las reservas o ahorro energético serán menores, fenómeno en el que no me extiendo pues sé que los ajustes económicos de la actualidad les recuerdan a diario, logrando disminución de masa grasa, aumento de masa magra y en fin mejorar la composición corporal.
También es de conocimiento popular que el ejercicio no sólo quema calorías, aumenta la fuerza muscular y reduce medidas, sino que mejora la salud física: perfil lipídico, disminuye a mediano plazo la tensión arterial, mejora la resistencia insulínica, aumenta la densidad ósea y movilidad articular, entre otros. Sin embargo, seguimos teniendo problemas de sobrepeso, y estamos pagando altos costos del sedentarismo, siendo la primera causa de muertes en Venezuela, y muchas partes del mundo, las consecuencias de enfermedades cardiovasculares. Así que si conocemos todos los beneficios: ¿qué nos detiene?... ¿será que las metas son muy altas, que los objetivos no son realistas, que no hay tiempo con este ritmo de vida o simplemente que no eres maratonista...?
Ser activo está claramente definido, significa gastar en promedio 1500Kcal/semana, lo que equivale a caminar 15km (acumulados) o a subir 20 pisos, de manera que si tu oficina está en el segundo piso y no usas el ascensor, subirás todos los días al menos 2 veces, al llegar y al regresar del almuerzo, acumulando 20 pisos/semana, dejando de ser una persona sedentaria. Por otra parte, si caminas 3km 5 veces por semana, que serían 30min/día a un paso suave, cubrirías la recomendación. Estas cifras están relacionadas con menor índice de morbi-mortalidad. Ahora bien si lo que buscas es perder peso, la intensidad del ejercicio debe ser mayor, quizás los mismos 30min pero a paso más rápido o en bici. Pero el otro dato interesante, es que para que los 30min contribuyan a tu actividad física diaria no necesariamente deben ser continuos, es decir, si caminas 15min de tu casa a la parada en la mañana y 15min de regreso en la tarde: ¡voilà! 30min acumulados igual de buenos, y si tienes carro pasea a tu perro ¡bueno para él y bueno para ti!
Si practicas actividades más vigorosas con hacer 20min 3 veces a la semana, también cubres la recomendación, como ves hay esquemas para todo tipo de disponibilidad de tiempo. Claro que siempre es más disciplinado ir al gimnasio o salir a trotar en un horario definido, pero si no llegas a ese ritmo, empieza con algo, quien sabe si después te entusiasmas y terminas haciendo ¡¡la media maratón CAF2012!!
Respecto al tiempo, piensa lo siguiente (está comprobado): la actividad física disminuye el riesgo de depresión, mejora la autoestima, el humor, estimula el espíritu de equipo, la agilidad mental, la atención y concentración, aspectos todos que sin duda aumentarán tu productividad en el trabajo, lo cual teóricamente te permitirá una mejor calidad de vida (más ganancia, más viajes, más diversión…) ¡sin contar con lo que puede contribuir el mejor humor a tus relaciones familiares y de pareja! Así que vale la pena organizarse.
Además la actividad física no necesariamente debe hacerse medicinalmente, porque “debo”, también debe ser un espacio para olvidarte de todo y dedicártelo a ti, escuchar la música que te gusta, compartir con tus amigos un partido de futbolito, reírte un rato en la playa aprendiendo a practicar windsurf o vivir la aventura de tu vida escalando el Roraima.
No hay excusas, hay una actividad ideal para cada estilo de vida, lo que tenemos es que darnos la tarea de encontrarla, el resto déjaselo a las endorfinas, te harán adict@ a esa sensación de bienestar.
